Estuvimos ayer en la presentación de “Hagamos Futuro”, el libro donde Mario Das Neves cuenta su historia personal y cómo propugnó un modelo de gestión inclusivo, progresista y eficiente en la provincia de Chubut. Fue un paso más en su larga marcha política y vital, de un tipo que si se caracteriza por algo es por su tesón y su capacidad de lucha. Lo presentó Alejandro Fantino, que tiene con Das Neves una buena onda muy especial, de la que a veces se da entre dos que van de frente y disfrutan lo que hacen. Fantino estuvo en Chubut hace poco, interiorizándose de los cambios durante la gestión de Mario, y quedó muy bien impresionado. Contra lo que pasa en muchas presentaciones, había leído el libro, y lo que armaron fue una entrevista bastante intimista donde el Das Neves enérgico y vehemente que a veces muestran los medios dejó ver un poco su otra cara, la de un tipo hijo de inmigrantes portugueses nacido en Avellaneda, de padre analfabeto y laburador, enamorado de su esposa Raquel, relajado y sin ganas de pelearse con nadie. La charla abrió casi con la anécdota de su primera salida con la madre de sus hijos: el paseo fue ir a plaza de mayo en una manifestación contra López Rega, después de un breve pasado trotskista en la facultad de derecho.
Das Neves también habló de su infancia en Chubut, de cómo vio crecer a Trelew desde los 8 mil a los 105 mil habitantes, y de sus capacidades goleadoras cuando jugaba de chico, explotando al máximo el atributo de su gran cabeza para embocar unos cuantos goles en la temporada 65/66. También de circunstancias menos felices, como el cáncer que casi se lo lleva para el otro lado, con el que tuvo que pelear bastante duro. Entre los que lo conocían, circulaba el chiste de que en algún momento el gobernador iba a arreglárselas para mencionar el tema de las cloacas, que lo obsesiona, y cómo hizo para que Chubut sea vanguardia en prestaciones sanitarias. Eso efectivamente pasó. Lo que fue menos esperable fue la interpretación que tiene el candidato sobre el peronismo como una variante del humanismo, en el sentido de una filosofía política construida en torno a la paz y la igualdad, y no tanto en torno a la confrontación sobre cualquier cosa. En esa misma dirección contestó cuando Fantino le preguntó sobre sus inicios en el peronismo: en la autonarración de su trayectoria política, Das Neves rescató que fue al peronismo de la mano de la figura de Eva, y que si sigue ahora, después de esos 69 días que tuvo que esperar para ganarle dos veces al kirchnerismo, fue porque le duelen algunas cosas que pasan y porque si no es desde un cargo ejecutivo y de acción prefiere quedarse en casa a ver crecer a su, por ahora, única nieta.
Cuando terminó la entrevista, donde también se habló de su trabajo en la Aduana como una suerte de máster en administración pública (dijo que los que habían estado antes de él terminaron presos o los mataron), rapiñamos unas galletitas y nos hicimos unas cuántas preguntas. La primera fue qué tenían que ver este tipo y su programa con un candidato del perfil de Duhalde, que generosamente asistió a la presentación y acompañó desde primera fila. La segunda fueron una serie de rupturas con el kirchnerismo. Con respecto a Duhalde, todavía tenemos debates ásperos, pero de lo que no caben dudas es que es un compañero de fórmula mucho más preparado, serio y enfocado en la vida real de los argentinos que, por ejemplo, Cleto Cobos o virtualmente Abal Medina. Además, en esta etapa de la vida de ambos, estuvo la sensación de que los dos van por la gloria y pretenden un cambio, importante sí, pero en la continuidad de un modelo productivo. Después, comparamos también la escenificación de lo privado que tiene Cristina y el kirchnerismo en general, y los contrastes fueron grandes. Mientras Cristina habla siempre desde una posición de superioridad, ocluyendo permanentemente sus afectos –a menos que esta oclusión sea electoralmente redituable- Das Neves baja a la tierra, se calienta, muestra un poco sus padecimientos y trata de borrar esa distancia que hay entre una política del secreto y una discursividad de la transparencia.
dos preguntas:
1: "la Aduana como una suerte de máster en administración pública": ¿se puede hacer un máster si no terminaste ninguna carrera universitaria? ¿se podía ser empleado de aduana sin tener un título universitario?
2: ¿cómo se están tragando, ustedes, dasnevistas pop, progres y modernos el gran sapo duhalde? ¿se troza como el pollo? ¿y primero las patas, después la pechuga y por último la gran, gran cabeza?
abrazo
1:Che, ese hombre sensible, casi un poeta romántico inglés del siglo XIX que es Das Neves (el que no "ocluye" sus padecimientos) padecerá recordando que hoy hace nueve años, el hijo de puta al que acompaña mató a Kosteky y Santillán? Y a propósito: qué opinás de aquello de "gobernar para los que quieren a Videla"?
2: No podés ser tan hijo de puta de decir que Cristina expone sus afectos cuando es "redituable". La cantidad de insultos, mala leche e improperios que recibió esa mujer por la muerte de sus compañero, no tiene parangón.Y vos te sumás al coro de las hijaputeces a lo Carrió. Esa es militancia dasnevista? no les da el cuero para enarbolar argumentos (como no le dió el cuero a das naves para presentarse a la preseidencia, sin ese lastre, sin ese manotazo de ahogado)?
En fin. Se verá, si ustedes "los peronistas de perón", pueden hacer, al menos, un papel decente en las elecciones. Papel... el papelón ya está hecho.
Leandro.