PEQUEÑA GUERRA DE TRINCHERAS



Hoy me desperté escuchando a Nelson Castro en Radio Mitre. Sí, ok, no una gran manera de empezar un día. Hacía mucho que había cambiado de radio, porque Mitre se había vuelto insoportable –Chiche Gelbung, léase– y estaba naufragando en una marea de contenidos angustiantes. En un rapto de buscar cierta lucidez que se esconde detrás del mito fundamentalista había intentado pasar a Radio Nacional, con el resultado de encontrarme a Larrea y un programa aséptico y fundamentalmente desprovisto de cualquier hálito de vida. Después había recalado brevemente en Continental, en donde la combinación de Magdalena Ruiz Guiñazú y Víctor Hugo Morales fue, cómo podría decirlo, embrutecedora. Magdalena directamente se convirtió en una vieja loca; y a Víctor Hugo no lo puedo escuchar. A pesar de que lo banco, su inocencia y coherencia me parecen intolerables. Así que volví a Radio Mitre, en donde la mañana ahora la ocupa Nelson Castro, una especie de mezcla entre Bonelli y Kirchner, con buena dicción y una indignación de señora, secundado por el inefable Tarico y otros panelistas menos lúcidos.

A Tarico lo banco, y formo parte de su Club de Fans en Facebook. Es un poderoso dispositivo de construcción de simpatía hacia el Grupo Clarín.

Pero volvamos. Nelson Castro estaba hablando sobre las controversias desatadas en el Sacro Congreso de la Nación Argentina tras la última malograda votación del presupuesto 2011. Hablaba como si fuese un hecho que el oficialismo había ofrecido guita y prebendas variopintas a las bancas opositoras para votar a favor o para no ir a la votación. A partir de esa verdad irrefutable elaboraba una serie de lecturas indignadísimas sobre la manera en que este gobierno corrupto atentaba contra las instituciones democráticas y pretendía imponer autoritariamente su criterio.

Bien, aquí hay dos observaciones: la primera es que es obvio que el gobierno ofreció guita y presionó. Pero esto lo puedo decir yo, que soy un bloggero sin compromisos formales con la verdad y la bondad etéreas, y no puede, en cambio, asumirlo como natural Nelson Castro en un programa de radio super prestigioso y bien. La segunda es que el periodismo directamente no existe más. En el arco grosero y generoso que va desde 678 hasta Radio Mitre, uno no encuentra más que comentadores de comentadores de comentadores. Una especie de ejercicio endogámico y pajero de manipulación de verdades elaboradas sobre la base de la mala fe y la histeria. En fin, me detengo tan especialmente sobre este tema porque la manera en que se construye el discurso público es compleja e interesante: una pequeña guerra de trincheras, lenta y aburrida, tipo la Primera Guerra Mundial, donde van a salir perdiendo todos.

Anabel Cherubito te tira por Twitter que hay que militar en La Cámpora para encontrar el verdadero sentido de la vida, cuestión tantas veces interrogada por nosotros con los ojos en el firmamento. ¿De dónde venimos? De la fiesta ciega en los 90. ¿Hacia dónde vamos? Hacia La Cámpora, fuente de toda verdad. Pablo Sirven, en paralelo, continúa el esfuerzo paródico de la revista Barcelona, esta vez en tono naturalista y militante, y desde las páginas de La Nación (un diario que, a pesar de todo, mantiene ciertos estándares de elegancia e información chequeada, a diferencia de Clarín), denunciando la operación banal e infame de “convertir a Néstor Kirchner en un rockstar”. En el medio, la Argentina, este noble y hermoso país, con el segundo índice inflacionario más alto del mundo. Y detrás de ese hecho, otros dos gestos de retórica impresentable y construcción miserable de la realidad: Aníbal Fernández negando la inflación (¿alguien duda, incluso algún kirchnerista, que hay inflación?), por un lado. Por otro, el Grupo Clarín diciendo que “según encuestadoras privadas” la inflación es de treinta y cinco mil, y quedando en evidencia que esas “encuestadoras privadas” directamente no existen, porque nunca dicen cuáles son o porque cuando lo dicen resultaba que eran truchísimas y que sus directores anunciaban que iban a inventar los números por Facebook.

Bueno, miren, para mí es evidente que el kirchnerismo entró en una relativa descomposición, que no significa que vaya a resquebrajarse y morir para siempre, pero que sí significa que progresivamente irá perdiendo contundencia frente a las pasiones intestinas para, finalmente, ir evolucionando lentamente hacia otras formas más nostálgicas y conservadoras de administración de un poder que se le va a licuar, relativamente, sin terminar de perderlo del todo, pero mucho. Esta es una apreciación puramente personal, y por ahí excesivamente proyectiva. Pero, ¿vieron que ya salieron los institucionales donde el gobierno de la provincia de Buenos Aires firma “gestión Scioli”? Eso es una cosa que Néstor le tenía estrictamente prohibido a Danielcito. Danielcito que, entre todo su profundo dolor, desencajado por la congoja, tuvo la serenidad necesaria para llamar a su agencia apenas fallecido el ex presidente y avisarle que a partir de este momento los comerciales salen así: Gestión Scioli.

En este contexto, y con lo que ya se observa será la definitiva decadencia del peronismo de derecha (encarnado en el eje Duhalde, Puerta, Romero, Rodríguez Saa), es tiempo de la consolidación de nuevos espacios de donde puedan salir nuevos conductores que normalicen los procesos estructurales que el kirchnerismo procuró. Esto significa: que profundice lo que se hizo bien y que desarticule las mil cosas que se hicieron mal, con autoritarismo, con discrecionalidad, a veces hasta con mala leche y con una dosis no menor de antiperonismo, mal que les pese a los soldados iluminados y enamorados de “la juventud” y al seminario de blogger que el PJ Digital, órgano de la renovación política, organiza junto al PSOE y la Universidad Complutense.

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2 Responses to PEQUEÑA GUERRA DE TRINCHERAS

  1. Julio says:

    Muy interesante, pero a la lista del peronismo de derecha (encarnado en el eje Duhalde, Puerta, Romero, Rodríguez Saa ) faltaron agregar Reuteman, Das Neves y De Narvaes. O acaso no formaban parte del Peronismo Federal ?
    AL menos el diario que segun vos mantiene "estándares de elegancia e información chequeada" los pone a todos en una bolsa.

    http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1315817

    "En la víspera del Día de la Lealtad Peronista, la excusa para juntar a las cabezas del PJ Federal fue la inauguración de la primera sede del sector, aquí, en la capital salteña.
    Estuvieron los cuatro precandidatos presidenciales del justicialismo disidente: los gobernadores Mario Das Neves (Chubut) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Duhalde y Solá; más los senadores Carlos Reutemann, Romero y Adolfo Rodríguez Saá, y los dirigentes Jorge Busti y Ramón Puerta.
    El diputado bonaerense Francisco de Narváez sólo envió una adhesión, mientras que la rama gremial estuvo presente con el titular de las 62 Organizaciones, Gerónimo Venegas."

  2. Hernán says:

    Es cierto lo que dice Julio, pero también es cierto que en el peronismo federal hubo una suerte de implosión silenciosa. La nota de La Nación de hoy lo relata bastante bien. Personalmente Das Neves me parece un buen candidato, pero que esté con Duhalde y con Ramón Puerta no lo hace una alternativa. Si se abre y vuelve al PJ a pelearle al kirchnerismo en internas lo respetaría muchísimo más.

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