Con los compañeros y amigos cada tanto discutimos el tema del federalismo. Es una cuestión vital, que forma parte del pensamiento nacional desde siempre y que tiene una presencia importante en el cuerpo doctrinario del peronismo. Está claro que el actual esquema de desarrollo territorial, político y económico, que durante toda la historia argentina moderna concentró todos los recursos en Buenos Aires, debe ser revisado. Hoy, como nunca, teniendo en cuenta el rumbo que durante los últimos diez años ha ido tomando la economía internacional y que, de seguir la tendencia, como todo indica, seguirá evolucionando. Es imposible pelear en ese contexto con verdaderas ventajas competitivas en el contexto de un modelo de desarrollo que hipertrofia a Buenos Aires y descuida el resto del territorio nacional.
Una de las cosas que más me sorprendieron cuando, hace algunas semanas, tuvimos la oportunidad de conocer Mario Vargas, vicegobernador de Chubut, es cuán clara la tenía sobre estos temas. De hecho, algunas nociones que se trajeron a colación en esa charla muy informal no estaría en condiciones de reproducirlas, porque eran definiciones muy técnicas.
Sin embargo, sí puedo reconocer una cosa, una pata de ese proyecto de fortalecimiento provincial con miras a un modelo verdaderamente federal: la Escuela de Arte de Trelew, la más grande del país, que la gestión de Das Neves construyó a lo largo de mucho tiempo y que el Jueves y Viernes se inauguró en el marco de una verdadera fiesta popular. Esa escuela es un eslabón más de ese gran proyecto, que profundiza esas intenciones, ese proyecto federalista, no solo en un sentido más obvio y líneal -económico, político, poblacional-, por lo que indudablemente se ha hecho y se hace muchísimo, sino también cultural.
Se habla mucho de "cambio cultural" ultimamente. Me pregunto a veces de qué se trata realmente ese cambio cultural. Es evidente que hay zonas en donde es más palpable, que es imposible dejar de reconocer. Hay algunas cosas que se hicieron que son conquistas irreversibles, y enhorabuena. Pero por otra parte también pienso que el "modelo", eso de lo que se habla tanto y que implica, tangencialmente, a ese supuesto "proyecto cultural", es a veces muy difuso y, sí, muy conservador. Acá hay un buen ejemplo de lo contrario.