1.
El fin de semana pasado recibimos una invitación sorpresiva por mail de @marividasneves, la hija de Mario Das Neves. La invitación era a pasar sábado, domingo y lunes en Chubut, acompañando al gobernador a lo largo y ancho de su agenda política. Dijimos que sí.
2.
Ser político, dedicarse a la política, implica una vocación y una voluntad infinita. Yo lo sabía, pero jamás me había dado cuenta. La agenda de Das Neves fue más que nada de gestión de gobierno, no tanto de campaña, y aún así fue vertiginosa. Nos dormíamos a las 3, nos levantábamos a las 7 y recorríamos las rutas de la cordillera andina con los pilotos espaciales de gobernación que zigzaguean raudos por el asfalto nuevo y la monotonía del paisaje patagónico (monotonía que a veces se rompe en un paisaje como no lo encontrás en Mar del Plata). Seguimos y formamos parte, por tres días, de la comitiva oficial que acompañaba al gobernador a todos lados.
3.
Los bomberos son una institución fundamental en cualquier provincia Patagónica. Tanto por las tareas de prevención como para apagar esos fuegos muchas veces repentinos y voraces que se alimentan de los pinos y el viento desértico. En nuestra primera actividad, Das Neves estuvo en el cuartel de Bomberos Voluntarios de Esquel, firmando contratos entre el gobierno provincial y unos tipos que, vestidos de uniforme y acompañados de sus familias, observaban rígidos y satisfechos. Hubo emoción y muchos aplausos. Como a lo largo de toda la recorrida, Das Neves se movió sin ningún tipo de protección policial y se tomó el tiempo necesario para escuchar y saludar a cada uno de los que se acercaban. Lo acompañaba Juan Ripa, candidato a intendente esquelino, de 32 años. A nosotros, acostumbrados a ver políticos puteados en cualquier parte o protegidos por la policía o sus militantes, todo nos parecía un poco idílico, y lo fuimos naturalizando a medida que veíamos cómo estaba la provincia. La policía no apareció en cualquier momento, y los militantes no hacían stencils. Trabajaban como locos.
4.
En un momento, Mirtha Romero, la ministro de Educación que estaba presente en la mayoría de inauguraciones de ciclo lectivo de escuelas rurales o de condiciones climáticas complejas que visitamos, dijo que si uno se abstraía de la situación, los discursos de Das Neves y sus funcionarios eran profundamente justicialistas y progresistas. Es cierto. En ninguno faltó el tema de la centralidad del Estado, la necesidad del desarrollo local, la educación como centro de la formación de ciudadanos, la infraestructura como principal arma para combatir la delincuencia y la marginalidad. Una especie de kirchnerismo plus: enriquecido, depurado y eficiente.
5.
Todos los que piensan que las cartas ya no se escriben ni se leen, que todo pasa por el mail o las pavadas que ponemos en twiter, se van a llevar una sorpresa si visitan la hermosa y agreste Chubut. El Modelo Chubut instaló una cultura muy fuerte de comunicación epistolar entre ciudadanos y gobernantes. En cada lugar, Das Neves y su equipo recibían sobres con pedidos, comentarios, mensajes de aliento o quejas. Cartas escritas con fe, cartas personales que denotan un ejercicio de ciudadanía potente y esmerado, entregadas en mano a los funcionarios. Cartas que generan una dosis de compromiso muy fuerte: tanto en el que las escribe como en el que las recibe. Nos pasó de ver gente que agradecía por la respuesta a una carta, y alguno que puteaba por no haberla recibido. Lo notorio, más allá de eso y de que vimos que Das Neves personalmente pedía el envío de una cocina nueva o una bicicleta para una alumno de la escuela rural de Cushamen, es sin embargo la persistencia en las cartas. La fe en la palabra escrita y en la solución de los problemas a partir de una exposición detallada de argumentos racionales. En una espera, le preguntamos a Carlos Barbato, encargado de centralizar las misivas, si pensaba que ese tipo de comunicación y ciudadanía era aplicable a todo el país. “Claro”, nos dijo. “Hay que descentralizar, recibir las cartas en todos lados y generar unidades que solucionen los problemas concretos. Generás trabajo que sí o sí tiene que responderte. La gente no perdona con lo de las cartas.”
6.
¿Qué tipo de político es Das Neves? La primera palabra que viene a la mente es laburante. Das Neves necesita estar en movimiento todo el tiempo, necesita controlar, fiscalizar, hacer, ver materialmente el resultado de las palabras. Por lo que vimos, para Das Neves las palabras tienen que ser una consecuencia de los hechos, y no al revés. Como orador es correcto y directo, habla el idioma de su auditorio, pero a veces parece que quiere irse, que prefiere escuchar y resolver. No es un dandy: es un obrero de la política. Su pasión, más que los discursos, es la resolución de problemas. De ahí la idea de caminar, ver, escuchar, estar en todos lados: una voluntad de titanio. Puede ser amable y campechano, pero también es frío y analítico para abordar los temas que importan. En una sobremesa de sábado, alguien le comentó que las reuniones de gabinete eran medio tediosas. Al gobernador se le congeló la sonrisa, tomó un trago suave de su whisky y, con toda la suavidad y la firmeza del mundo dijo: "No, no son tediosas, todos los ministros tienen que saber lo que hacen los otros. Eso es lo que hace la diferencia y nos permite coordinar"